...porque los que saben contar historias pueden cambiar el mundo. Y aquí tenemos los bolsillos llenos de ellas.

(Amaranta)

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...no sé contar las cosas intangibles, pero puedo enumerar todas las que se me quedan en la piel.

(Estrellada)

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... y las arenas atrapahombres, y el sabor a sal, origen de todas las cosas.

(MA)


miércoles, 24 de abril de 2013

RETRATO DE FAMILIA SIN PERRITO


La noche se acaba y el camión de la basura comienza la ruta para recoger los desechos de la ciudad, arrambla con todo, con promesas olvidadas en condones de látex, con peticiones de socorro en sobres americanos de ventanilla transparente, todo cabe en esos camiones que huelen a olvido y a diesel.

La noche se acaba y el tabaco también. -¿me das un cigarrillo? dijo él.

La noche se acaba y ya no quedan diablos a quien vender el alma. -¿y tú me comerías el coño? dijo ella.

Los siguientes diez o quince años construyeron una película de bajo presupuesto, con una mierda de guion predecible y facilón: trabajo de oficina y veranos en la casita de la playa, niños no, que dan mucho trabajo, coche en el garaje y asientos en el club de tenis, deberes conyugales rutinarios los domingos por la tarde, todos los domingos, algún extra sexual en navidades y en los aniversarios.

Sabina arrastra su voz de otoño quejumbroso por la radio:
“y llamaban amor a la soledad que compartían”



Ahora él ha dejado de fumar y ella se ha comprado -on line- un consolador de vinilo coloreado con vetas aguamarina.

La noche se acaba y él hace crucigramas en italiano. Antónimo de vida, cinco letras: morte.
La noche se acaba y ella toma nota mental: mañana compraré pilas nuevas para mi unicornio azul.



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1 comentario:

  1. Sólo una cosa tiene ella en contra de los consoladores: la falta de acelerones.

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