Primera ley
universal:
No se puede odiar a quien te quiere.
Los rusos las llaman perspectivas, sin embargo para nosotros simplemente
son avenidas, aunque ella en este preciso momento ha sabido encontrar la
verdadera perspectiva de la avenida que los sufre transitar.
Habían aprendido a pensar
en frío, para que los recuerdos ineludibles no les lastimaran ningún
sentimiento. Falso, es tan imposible como
domesticar a un gato.
Alguien está muy jodida, ya no escribe. Tiene nostalgias de aeropuertos y
de tazas de café, llora atardeceres y no le importa llevar las mismas medias
rotas toda la semana.
Alguien está muy jodido. Ha adivinado cómo se sintió el último dinosaurio. Comprende,
como lo comprendió aquella bestia mesozoica, que se desmorona el mundo, su
mundo, y no puede hacer nada.
Alguien está muy jodida, ya no lee. Está desmemoriándose poco a poco de una
polaca. ¿Qué será lo próximo? ¿Desgranar a la Pizarnik hasta que deje de ser
tan putamente claustrofóbica?
Alguien está muy jodido. Nunca debimos dejar de ser animales, las personas
no hemos aprendido todavía a relacionarnos, somos como lascas de feldespato que
reverberan las palabras. Todos deberíamos ser perros e iniciar con un
cunnilingus cualquier acercamiento entre congéneres.
La que está jodida sigue esperando a un hombre que cuando camine haga
temblar las avenidas del continente más lejano.
El que está jodido no quiere ser su amigo, eso le haría retroceder puestos
en una hipotética lista de futuros amantes.
Segunda ley
universal:
Las cosas que no se dicen
escriben se mueren.
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