...porque los que saben contar historias pueden cambiar el mundo. Y aquí tenemos los bolsillos llenos de ellas.

(Amaranta)

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...no sé contar las cosas intangibles, pero puedo enumerar todas las que se me quedan en la piel.

(Estrellada)

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... y las arenas atrapahombres, y el sabor a sal, origen de todas las cosas.

(MA)


jueves, 14 de abril de 2016

BOBBY, JANIS Y KRISTO (borrador)

- LA INCREÍBLE Y TRISTE HISTORIA DE BOBBY EL MELANCÓLICO, JANIS SU  DESQUICIADA NOVIA Y KRISTO EL SUECO PENITENTE -


A Kristo el sueco, un texano alto y barbudo, temeroso de dios por una educación ultra religiosa, solo le gustaba hacerlo en una posición, siempre se las arreglaba para que ellas se pusieran a cuatro, las enfilaba por detrás sujetándolas con una mano por el pelo, como cuando domaba potras agarrándose a sus crines allá en Laredo, y con la otra mano sostenía una biblia deshilachada escrita en holandés antiguo, tan antiguo que Londres todavía era Londra y Sevilla era Híspalis, tan antiguo que los mapas del Nuevo Mundo ni siquiera estaban esbozados en la cabeza de aquel genovés vendesueños. Murmuraba por lo bajini tres miseres al ritmo de los caderazos, uno para San Teodardo Tranquilino de Spira, patrón  de los bastardos y de los eyaculadores precoces, otro para Santa Marta de Betania, hermana melliza de la primera golfa de la historia bíblica,  virgen cuidadora de los sonámbulos y de los que hacen noche en los mesones, y el tercero y último a San Juan Damasceno, protector de los cambiantes de opinión, de los falsos y de los dubitativos. Después se corría como un caballo exhausto y rezaba de un suspiro un Ave María, rogando a Dios Padre, a Jesucristo  y a todos los ángeles de la guarda que le protegieran de los vestidos de novia huérfanos y de los afroamericanos maricones, que la tienen enorme y no respetan las sagradas escrituras de la sodomía.
Así era Kristo hasta el día en que conoció a Janis.

martes, 19 de enero de 2016

UNO (uno)

UNO viene de un mundo donde los perros son obesos y los gatos visten chaquetitas de pedrería. UNO ha llegado a un mundo donde a veces hay que cagar en la calle.



Y si quieren saber
De tu pasado
Es preciso decir una mentira,
Dí que vienes de allá
De un mundo raro,
Que no sabes llorar,
Que no entiendes de amor
Y que nunca has amado.

Es preciso decir otra mentira,
Les diré que llegué
De un mundo raro,
Que no sé del dolor,
Que triunfé en el amor
Y que nunca he llorado
Yo, nunca he llorado.

domingo, 19 de julio de 2015

SUEÑOS 2


Y ahí no mando yo. La mayoría de la veces lo hago sin querer, surge y ya está. Fue un don heredado de mis abuelos, los que emigraron a Francia procedentes de Valencia; judíos sefardíes, expulsados de un reino milenario. Guardaban los poderes de varias generaciones entre sus genes. La magia, la potestad de influir. A mí me dejaron la capacidad de poseer a través de los sueños.
Las noches de domingo no me gustan, me asustan. Me sumergen en la premonición de una realidad depredadora, por eso me perfumo y me acicalo con notas orientales de azafrán y melocotón antes de salir.
Anoche te descubrí confuso y silente al fondo de la barra, sosteniendo aquel brebaje anaranjado. Me acerqué a ti, te pedí fuego. Te hubiera besado allí mismo, hasta consumirte, pero tú no me viste. Prendiste distraído el extremo de mi cigarro sin percatarte de que me aspirabas. Invisible para ti, roce tu mano dándote las gracias.

Por eso te esperé anoche en el fondo de tus sueños. Y hoy, y mañana.

viernes, 12 de junio de 2015

SUEÑOS

Ni siquiera es vuestro el poder de joder a cualquier hombre; sí, lo acepto. Lo mismo que acepto la lluvia o las noches sin dormir.

Este lunes me desperté confundido y con la boca confitada. El domingo fue una noche más de insomnio, pero esta vez fue placentero, dormí poco pero de una manera acompasada.
 
Lo extraño fue despertar con un regusto en la boca a melocotón y azafrán, y las sábanas sucias.

Ahora que ya llegó el calor duermo en pelotas, por lo tanto las manchas en las sábanas fueron debidas a una polución nocturna, cosa que no me pasaba desde ni recuerdo cuándo. Busqué el origen de todo eso en mis sueños hasta que di con él. Había soñado con un cuerpo, con una mujer de tetas adolescentes y coño de funambulista, con una mujer de lenguaje lascivo y bemba provocadora. Seguí desmadejando el sueño a pesar que el muy cabrón desaparecía cuanto yo más intentaba visualizarlo: tuve sexo con esa mujer aunque estoy convencido que ni siquiera llegamos a follar, fue sexo de caricias y lenguas, fue sexo de abrazos y palabras. Mi lengua y su lengua buscaban y encontraban todos los agujeros de nuestros cuerpos, mis manos y sus manos se aprendieron las virtudes y los defectos de nuestras pieles. 

La verdad es que fue una manera poco salvaje de desquitarme con esa mujer, la verdad es que fue casi dulce.

Jamás pensé que unas imágenes o unos recuerdos me provocarían excitación onírica. A mí es fácil ponérmela dura, lo reconozco, con fotografías, con palabras, con acentos, con pensamientos, cualquiera de esas armas femeninas es capaz de empalmarme, pero hasta ahora ninguna mujer se había metido dentro de mis sueños.

Ahora ya es tarde para prohibirme que te piense, ya no es cosa mía ni de mi polla, ahora es cosa de mis sueños, y ahí no mando yo.

miércoles, 27 de mayo de 2015

MILFs Y JOVENAZOs

Con el tercero llegó la discordia. Él prefería no hablar de la tercera, claro, porque ella solo era una amiga, especial, pero una amiga; no como el treintañero que rondaba a su pareja, ese jovenazo de anuncio de patatas sin gluten,  que además de follársela la escuchaba y la admiraba.
Propio de ti, atacar para defenderte, se dijo contemplándose frente al espejo del salón. Mientras, ella no paraba de hablar, ofendida, iracunda. Apenas la escuchaba. Hablaba de forma controlada y altiva como quien se sabe con razón en lo que dice, como quien fundamenta sus hipótesis en verdades irrefutables comprobadas término a término.  

- No me defenderé, solo voy a decirte dos cosas: Una, yo no busco víctimas, busco compañías. Dos, mis tetas, están perfectas, y se ve que hace mucho que no me miras el  culo.

Mientras la miraba de cintura para abajo, pensando en lo torpe que había sido en su ataque estéril y blandengue, escuchó como si fuera una sentencia de muerte:

-     -  Lleva razón el tonto del pueblo: El mundo gira en torno a un agujero, que además ni siquiera es vuestro.



lunes, 25 de mayo de 2015

EL TERCERO

Delirante de ginebra, o de ron, o de moscatel, o de cualquier otra bebida que te cierre los poros del entendimiento y te da el valor de salir a buscar otra víctima. Y el problema lo tienes tú, reconócelo. Yo ya no te sirvo, después de tantos años y ya no te sirvo. Ahora solo quieres pollas jóvenes entre tus piernas, solamente piensas en que te empotren, en que te follen, no quieres que te hagan el amor, sí, has entendido bien: hacer el amor. El sexo oral es la expresión de amor más profunda que existe, te regalo placer a cambio de nada, por eso odias que te coman el coño.

Y no te quieres enterar que el tiempo pasa para todos, a ti se te caen las tetas y a mi el pelo, a ti se te estría la piel del culo y a mi la del alma. Pero tu eres muy sibilina, sabes esquivar los estragos, te pones un sujetador dos tallas menos o te cruzas el bolso por delante, aunque lo único que consigues es que te miren las tetas (eso te encanta) y no te miren los ojos, porque llevas el miedo a la crisis de los cuarenta perfilado en tus pestañas. Te tiñes el pelo de rubio y te alisas los tirabuzones, aún sabiendo que en quince días las canas y esas ondas rebeldes volverán a aparecer.

Y ahora estás ahí, con ese treintañero, él te devora con la mirada tal y como deseas, en su cabeza piensa que hoy es su día de suerte, que hoy triunfará con esa milf tan potente. Pobre, no sabe que la que manda eres tú. En cuanto empiece a crecerse lo desarmarás preguntándole a bocajarro: ¿quieres follar?


El tonto del pueblo sigue desgranando técnicas de nigromante: Dos de cada tres personas en el mundo somos tu y yo, entonces ¿porqué siempre te encuentro con el tercero?


domingo, 17 de mayo de 2015

...ELLA


Nadie le come el coño a las putas. Esas fueron las últimas palabras con las que me obsequiaste ayer, antes de que saliera disparada de allí con dos braguitas y el cepillo de dientes dentro de una bolsa del super. Pero qué más da. Al fin y al cabo no me gusta que me coman el coño, ¿o tampoco eso has llegado a entenderlo? Y para tu información te diré que solo soy puta a partir de las 24:00, cuando todo está permitido y la luna acompaña al olvido, o cuando el chico merece la pena. Tú dejaste de merecerla en el mismo instante en que  decidiste que los mismos pendientes de plata con amatistas eran un regalo ideal para mí y para tu compañera de trabajo.
Todo lo demás ya no cuenta. Lo único que me queda es el recuerdo de un gin-tonic a media tarde en un pequeño local mientras tus ojos atravesaban mi escote y tu respiración hablaba por ti, delirante de ginebra.

martes, 12 de mayo de 2015

DICEN...

Dicen que nadie le come el coño a las putas. Claro, que eso qué más da. Nunca te ha gustado que te coman el coño. Tampoco eso lo entendí nunca. Decías que preferías tenerme cerca, junto a tu boca, que te gustaba sentir el peso de mi cuerpo sobre ti y mi respiración jadeante en tu oreja.
Fue todo tan rápido. Una espiral  que nos arrastró en dos citas clandestinas. Mientras saboreábamos un gin-tonic a media tarde, en aquella tabernita solitaria, rozándonos las rodillas como sin querer, me preguntaste,  solo por preguntar, si me apetecía follar contigo ahora, en aquel mismo instante. Lo hiciste como lo haces todo, sin previo aviso.
Aunque no hubieras llevado puesta aquella camisa negra desabotonada en sus tres primeros ojales y con las tetas a punto de hacer estallar los otros tres, me habría sido imposible negarme a esa mirada de gata sobre el tejado, delirante de ginebra.


jueves, 7 de mayo de 2015

LAS TRES ÚLTIMAS


No querer a nadie es ser libre, me escribías en los márgenes de unos graciosos billetes de curso legal. Ahora lo único que me queda es alguna canción de verano, la fotografía que te robé con el móvil y las resacas del domingo; éso es lo más civilizado que nos ata, todo lo demás está guardado en rotas maletas de nailon, mis papeles en cajas de zapatos, tus revistas y tus braguitas en bolsas recicladas del Primark. Parece todo tan provisional que quizás fue mentira.

En los bolsillos de los pantalones todavía almaceno unas piedras de nuestra playa, aquellas piedrecitas que te encajaba en el hueco del ombligo y que eran el paso preliminar antes de morirnos un poco más.

Por mi calle pasrá una chiquilla que lleva el pelo igual que tú y me recordará las veces que te ayude a despeinarte. Un vicioso anónimo en el autobús explorará tu culo, fabricándose una erección entre dos paradas, y desempolvaré la imagen de mis manos reptando por tus caderas. 

El tonto del pueblo parece clarividente, su lucidez es de wikipedia: Nadie le come el coño a las putas.



martes, 19 de agosto de 2014

Mudita

Todos sus amantes la abandonaban a los pocos días con el pretexto infundado de ser una egoísta, y eso no es cierto ni justo. A ella le encanta el sexo oral, muere por tener la cabeza de un hombre entre sus piernas, aunque desgraciadamente nunca ha sido capaz de devolver el placentero favor.

Ahora, con los años, ha descartado los consoladores a pilas como substitutos del cunnilingus -ya sabemos que es por la falta de acelerones en momentos decisivos- y se ha comprado un fox terrier que atiende por el nombre de Brubaker. El can tiene una retirada (en el pelaje, no en la genética) a Robert Redford.


Brubaker es un maestro en el arte del lengüetazo, y nunca –pero nunca- ha reclamado una mutua compensación. Ella se llama Hello Kitty y por capricho de sus creadores no tiene boca.


martes, 22 de julio de 2014

James Brown se me aparece cada mañana encaramado al techo de mi habitación, en posición fetal. Me habla con ese inglés medio gangoso de los afroamericanos marginales, me cuenta cosas de la vida y de la muerte. A veces su memoria se pierde y mezcla algún estribillo de “I feel good”, como si haberla palmado fuese lo mejor que le ha ocurrido nunca. Me dice que se pasó años buscando la felicidad, su felicidad, que conoció mujeres que sabían decir vetealamierdayanotequiero en ocho idiomas y después son incapaces de ser generosas con su lengua en el sexo oral (no les gusta chuparla)
Ayer, por fin, ese negro vicioso y funky me confesó su secreto:

- “solamente he amado a la única mujer que no necesitas verla, únicamente sentirla, para que se te levante (get up, get on up). La música.”




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jueves, 22 de mayo de 2014

CORTOLETRAJE

Llevo años y siglos
dando cabezazos en todas las paredes,
comiéndome los minerales
que fuimos capaces de fabricar,
y, al final, un sólo sentimiento,
una sola pregunta:

¿cuándo follamos?

viernes, 28 de febrero de 2014

PERSPECTIVA

Primera ley universal:
 No se puede odiar a quien te quiere.

Los rusos las llaman perspectivas, sin embargo para nosotros simplemente son avenidas, aunque ella en este preciso momento ha sabido encontrar la verdadera perspectiva de la avenida que los sufre transitar.

Habían aprendido a pensar en frío, para que los recuerdos ineludibles no les lastimaran ningún sentimiento. Falso, es tan imposible como domesticar a un gato.

Alguien está muy jodida, ya no escribe. Tiene nostalgias de aeropuertos y de tazas de café, llora atardeceres y no le importa llevar las mismas medias rotas toda la semana.

Alguien está muy jodido. Ha adivinado cómo se sintió el último dinosaurio. Comprende, como lo comprendió aquella bestia mesozoica, que se desmorona el mundo, su mundo, y no puede hacer nada.

Alguien está muy jodida, ya no lee. Está desmemoriándose poco a poco de una polaca. ¿Qué será lo próximo? ¿Desgranar a la Pizarnik hasta que deje de ser tan putamente claustrofóbica?

Alguien está muy jodido. Nunca debimos dejar de ser animales, las personas no hemos aprendido todavía a relacionarnos, somos como lascas de feldespato que reverberan las palabras. Todos deberíamos ser perros e iniciar con un cunnilingus cualquier acercamiento entre congéneres.

La que está jodida sigue esperando a un hombre que cuando camine haga temblar las avenidas del continente más lejano.

El que está jodido no quiere ser su amigo, eso le haría retroceder puestos en una hipotética lista de futuros amantes.

Segunda ley universal:
Las cosas que no se dicen escriben se mueren.


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martes, 18 de febrero de 2014

Diagonales estrelladas

A miles kilómetros y casi un mes de distancia, sus dedos rebuscaron en el cajón de la mesilla hasta que dieron con la foto que un extraño les hizo en el muelle de Barcelona.
Aquel disparo inmortalizó mil pensamientos, doscientas ganas y dos manos que luchaban contra la fuerza que a gritos las inmantaba. El acohol y el valor hacía mucho que se habían evaporado y con ellos el carmín de los labios que ella habría querido tatuarle por todo el cuerpo en el baño de cualquier bar, en la esquina de cualquier callejón. En la madrugada de la Diagonal.
En la mente de él aún había esperanzas de allanar un portal entreabierto y alargar el alba entre sus piernas, queriendo cuidarla cuanto se dejara, alzando su peso y sosteniéndolo frente a la pared para aliviar esos torturados pies que le hacían caminar a trompicones mal disimulados y arrancarle gemidos ahogados. A ella le habría encantado oírlo, pero él nunca lo pensó tan alto.

Llegaron al puerto y ella cogió un avión que la condujo a los hermanos Grimm. Tierra de amores desgarradores y finales suspensivos, de cuchillos de piedra y libros en inglés.

Se miraron a los ojos, queriendo aproximarse hasta quemarse la piel, queriendo enterrar los miedos de uno en las clavículas del otro y el deseo latente y ardiente en lugares más recónditos. 

- No puede estar escrito en las estrellas lo que no termina en supernova.

Y con la explosión en sus entrañas se dieron media vuelta tratando de no mirar atrás, maldiciéndose por no haberse dado la oportunidad de dejar de ser cobardes.

...


Amanecida y antes del primer bostezo ya había pensado su nombre cincuenta veces. Cogió lápiz y papel y comenzó a escribir las palabras que aquella noche no se dijeron, evitando que volvieran a quedarse en el tintero. Una de esas cartas, quizás, que por miedo a que se lean terminan guardadas bajo llave. 

miércoles, 22 de enero de 2014

Sueños Desordenados



Amanece de mala gana sobre la ciudad, el puerto y la zona sur de la Diagonal están desiertos, parecen tan desamparados como un polígono industrial en día festivo. Ellos caminan sin hablar, él por la calzada, ella por la acera, así ambos parecen de la misma estatura. De madrugada los pasos tienen música: jazz en el rumor de los zapatos sin cordones de él, blues en el eco místico de los tacones de ella. A veces el meñique de sus manos contrarias se roza un instante e inmediatamente ambos las retiran. Él sueña con historias que nunca han sido escritas y ella sueña con besos de vodka. El fuma deconstruyendo finas columnas de humo por la nariz y ella recuerda mentiras de azúcar y regaliz de otros hombres.
                                         - ¿tú sabes lo que es el amor?
                                         - Cargar una escopeta con dos cartuchos y disparar con los ojos vendados.

Una bandada de palomas sobrevuela sus cabezas llevando en sus alas el murmullo de tempestades vencidas. Alguien se acerca pedaleando por el carril bici, “Me amo” de Love of Lesbian le acompaña en su ritmo; una adolescente vomita borracha sobre la alcantarilla, bajo sus pies, en las cloacas, se esconde el sapo que no ha podido reconvertir en príncipe.
- ¿tú sabes lo que es la soledad?
                             - Quitarse la venda y disparar apuntándose en el pecho.

Pronto la calle se llenará de bostezos clónicos, de autobuses saturados de tristeza, de flores de papel de aluminio, de ángeles monoteístas, de llantos de niño, de esperanzas anestesiadas. Ellos siguen caminando con mucho cuidado de no tocarse las manos. Él sueña con encontrar el valor para meterse en un portal a obscuras y comerle los morros, ella sueña con dominar el idioma de los signos, para dibujarle con gestos en el aire las palabras que todavía no se han inventado.

- Todo se reduce a disparar...
                                     - Sí. Tristemente sí. Todo...








(-No es por casualidad que los diálogos sean anónimos, que no sepamos si ha sido él o ella quien pregunta o quien responde-)

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Constelación

La mujer que persigue estrellas duerme con los ojos abiertos frente a su ventana. Afuera, en la azotea de enfrente, dos exiliados de la pobreza  -un judío y un turco- están reformando ese cartel luminoso que no la deja vivir: ich liebe wein

Al anochecer conectan el nuevo rotulo: das leben ist schön. La avenida vuelve a ser visible a intervalos. Los camellos y los que venden su culo por 20 € desaparecen entre sombras decadentes.


Ahora una sonrisa se pinta en la cara de Aldebarán. Ahora ya no le importa que el fin del mundo fuera ayer, ni que haya sido ella la elegida para repoblarlo.

jueves, 13 de junio de 2013

Aceite

A las gavetas les hace falta aceite, siempre chirrían cuando las abro. A las puertas también, y a las cremalleras, y a los amaneceres, y a mis huesos, y a tus venenos, y a los mordiscos del alma. A todo le hace aceite, tengo que engrasar cualquier cosa que tenga bisagras, que tenga articulaciones, que tenga movimiento...

A los superhéroes les hace falta aceite, a los duelos de gatos en noches sin luna les hace falta aceite, a los dictadores olvidados y moribundos les hace falta aceite.

A las palabras les hace falta aceite, al mundo le hace falta aceite, a la vía láctea le hace falta aceite, incluso pondría un poco de lubricante a tu manera de decir: ¡¡Oye, no pares!!


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sábado, 25 de mayo de 2013

Fuego


                                       ...siempre lo estafan y ya está harto. Tomó una decisión, la más fácil, el camino de en medio. Se fugó de aquella mierda de trabajo y se puso a buscar su propio trébol de cuatro hojas. Desde aquel día Él no puede pronunciar el nombre de ella en voz alta, cuando tiene que decirle algo la llama “medusa”, porque sus ojos le escuecen si la mira, porque sus dedos le queman si la toca.
Ella se pinta las uñas de verde arrecife y los labios de morado vitriolo. Qué bien suena cuando ella dice “dame el vi-tri-o-lo”, así, despacito, porque a ella le gustan los besos lentos y las historias con dos finales, sabiendo que de esa manera llegan más adentro…

miércoles, 22 de mayo de 2013

Tierra



                                         …que saber volar es esencial, me decía Girondo.  Pero a mi no se me importa un pito -como a él- que las mujeres tengan las tetas como nenúfares de otoño, ni permito que huelan a gasolina y zotal por las mañanas, y en el fondo me la trae bastante floja que hayan aprendido a volar.  La verdad es que prefiero que estén a ras de suelo, como yo, que voy renqueando como un topo mirando siempre hacia arriba, mirando bajo sus faldas, entre sus leotardos de gatos y setas, esperando el milagro de encontrar algún olvido de lencería que me haga esta vida de gusano más agradable.

Y lo peor de todo es que la FAO anda diciendo por ahí que tenemos que comer insectos, que los saltamontes. las lombrices  y las hormiguitas son deliciosos. Y yo le pregunto a la FAO ¿es que se han acabado los coños?

martes, 21 de mayo de 2013

LAS TRES ULTIMAS




A través de un reflejo en las puertas del Starbucks la he visto durante unos segundos, cruzaba fugazmente sobre las azoteas de María Molina montada en una alfombra voladora. He evitado levantar la cabeza y desviar la vista del suelo, no quiero delatarla.

En los mentideros subterráneos de la resistencia se cuenta que le sacó los ojos a una centinela, aprovechó un cacheo -denso y descarado- sobre sus tetas para desenfundar una horquilla del moño y dejarla ciega...

miércoles, 24 de abril de 2013

RETRATO DE FAMILIA SIN PERRITO


La noche se acaba y el camión de la basura comienza la ruta para recoger los desechos de la ciudad, arrambla con todo, con promesas olvidadas en condones de látex, con peticiones de socorro en sobres americanos de ventanilla transparente, todo cabe en esos camiones que huelen a olvido y a diesel.

La noche se acaba y el tabaco también. -¿me das un cigarrillo? dijo él.

La noche se acaba y ya no quedan diablos a quien vender el alma. -¿y tú me comerías el coño? dijo ella.

Los siguientes diez o quince años construyeron una película de bajo presupuesto, con una mierda de guion predecible y facilón: trabajo de oficina y veranos en la casita de la playa, niños no, que dan mucho trabajo, coche en el garaje y asientos en el club de tenis, deberes conyugales rutinarios los domingos por la tarde, todos los domingos, algún extra sexual en navidades y en los aniversarios.

Sabina arrastra su voz de otoño quejumbroso por la radio:
“y llamaban amor a la soledad que compartían”



Ahora él ha dejado de fumar y ella se ha comprado -on line- un consolador de vinilo coloreado con vetas aguamarina.

La noche se acaba y él hace crucigramas en italiano. Antónimo de vida, cinco letras: morte.
La noche se acaba y ella toma nota mental: mañana compraré pilas nuevas para mi unicornio azul.



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sábado, 13 de abril de 2013

... y un saquito de azufre.


En esta ciudad húmeda, norteña, desagradecida, no hay días en rojo, todos son grises, incluso –sobre todo- las fiestas de guardar.

Pero hay un viejo café donde el tiempo pasa tan despacio o más como en las avenidas burguesas y sus charcos de arcoíris sucio. Es un café como los de antes, con sus mesas de mármol veteado y sus sillas de hierro colado. Un mostrador con aros pegajosos de copas de anís y lámparas de baquelita con bombillas de cuarenta y cinco. Tres clientes perenes se sientan a desmembrar su pasado, ya que los recuerdos son la pintura descascarillada de su memoria que se les está cayéndo poco a poco, sin que nadie pueda hacer nada.

Son tres hombres que no juegan al póker –como aquellos tres de los que hablamos no hace tanto- ni miran a las niñas pasar tras los cristales. Se sientan al fondo, en una mesa vestida con tres tazas de café negro, un cenicero y un jarrón con dos flores. A un lado, en la pared, hay colgado la típica advertencia enmarcada “reservado el derecho de admisión”, alguien pintó debajo y a lápiz un añadido: sobretodo a los homófobos y su puta madre.

Hoy hablaremos de Carlos, aquí le llamamos cariñosamente “Cienfuegos”, es sordo como una tapia pero lee los labios y conoce doscientas catorce maneras de oír el canto de los pájaros. Sabemos que es nieto de un cuentero (no cuentista), lo sabemos porque usted nos lo ha dicho, y yo la creo, usted se sabe al dedillo el árbol genealógico de titiriteros, magos y taumaturgos. Sabemos que huyó o lo expulsaron de una isla donde los orgasmos son iridiscentes, aunque la verdadera historia solamente la sé yo y de cómo llegó a esta puta ciudad húmeda, norteña, desagradecida.
Carlos era maestro de primaria, allá en su pueblo. Al principio era divertido y fácil. Solamente tenía que ser capaz de conseguir que un puñado de malandrines imberbes aprendieran a sumar. Cada día empezaba igual:

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho, y ocho dieciséis.

Todos los días mañana y tarde, mañana y tarde, Día tras otro, semana tras semana, trimestres y trimestres de la misma cancioncilla machacona y atiplada.

Uno por uno uno, dos por dos cuatro, tres por tres nueve, cuatro por cuatro dieciséis.

Un año, otro año, así hasta veinte.

Cansado de aquella tonada infernal decidió una mañana cortarles la lengua a toda aquella pandilla de bribones descerebrados. De camino en el furgón policial los mamporreros del sistema le abrochaban la camisa de fuerza y le cambiaban las costillas de sitio a patadas. Él seguía escuchando dentro de su cabeza aquellos soniquetes de mierda y aprovecho un descuido para perforarse los tímpanos con el unicornio azul de Silvio.

Años más tarde apareció en esta ciudad húmeda, norteña desagradecida, dónde no crecen geranios, pero en una mesa de un viejo café siempre se encontrarán tres hombres sentados frente a unas tazas de café negro, un cenicero y un jarrón con dos gardenias para ti.

jueves, 4 de abril de 2013

OCASO Y DECADENCIA


A partir del año de las luces, en el dos mil y muchos, las mujeres decidieron que ya no tendrían más hijos por el método tradicional, olvidaron el embarazo nuevemesino, el parto doloroso, y el amamantamiento bisiesto. Dedicaron el tiempo del sexo por el puro placer de follar, conservando la figura juvenil de las chicas impúberes. Fue la emancipación femenina más brutal de la historia, más incluso que la del sufragio universal.

Los bebés se engendrarían en botes de confitura. Las niñas en delicados envases de cristal, con sabor a fresa. Los niños en varoniles tetrabriks de aluminio industrializado, con aroma de naranja amarga. Todo, siempre, con un complicado sistema de ingeniería genética, cientos de asépticos laboratorios llenos de doctores especializados en la combinación quinielística de los cromosomas, y la jodida suerte de haber acertado la misteriosa escritura del ADN a la primera.

Grandes recintos de fertilidad vítrea, con enfermeras sexys de minifalda para los niños, con machotes enfermeros de torso depilado para las niñas; hilo musical de fondo, Paulina Rubio cantando gilipolleces a las féminas, Ricky Martin (antes de su confesión) inculcando el fútbol a los varones. Al ladito de las estancias de fecundación, construyeron enormes salas de lactancia, cada pequeño frasco de mermelada conectado a una ordeñadora vacuna particular. Las vacas ya no se volvieron locas, estaban esquizofrénicas al ver el rumbo que seguía la humanidad.

A fuerza de no utilizarlo, las mujeres perdieron un seno, las diestras el pecho izquierdo, las zurdas el pecho derecho, por aquello de la simetría cerebral. En las fronteras del sur quedaban las últimas putas con dos tetas, y con ganas de yacer por el simple hecho de tener descendencia ilegalmente. Las tarifas de sus servicios eran auténticas fortunas, que sólo podían pagar los univitelinos de la última generación.




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martes, 2 de abril de 2013

Postre

Ella ha encontrado un pote, polvoriento y barrigudo, escondido detrás de una montañas de Bohemias, todas de antes del 59. Tiene una etiqueta, amarillenta y carcomida en las esquinas, y sobre ella hay escrito con una letra meticulosa que se parece a la suya propia: "Melao de coño".

Tendrá que preguntar si a Él le gustan las torrejas.




domingo, 31 de marzo de 2013

LOLA (génesis)


Como terapia de choque me piden que dibuje a Lola, me piden que haga un molde de porexpan, que lo rellene con la materia infinita de los sueños y que acuñe a Lola.  Me lo piden como quien pide un segundo terrón de azúcar, y no es tan fácil, sobre todo cuando a mí me gusta el café bien amargo.

Para empezar si ves a Lola en la distancia es una mezcla entre Audrey Hepburn y Mónica Bellucci; poca chicha pero bien repartida. Cuando se acerca caminando lo hace flexionando un poco las rodillas en cada paso, como las modelos de pasarela pero sin llegar a parecer un pato anoréxico. Un andar seguro y pausado, con un vaivén perfecto de caderas. A veces casi levita como esas sumisas geishas japonesas, otras parece que esté bailando merengue como las mulatonas dominicanas; debe ser por algún cambio de humor repentino.

Ya sabemos que tiene el culo alto y la piel caribe. No es un culo enorme de Pachamama latina ni una piel tostada a fuego lento. Respingón y canela podrían ser dos buenos adjetivos.




Ojos grandes que todo lo ven, que saben mirar a través de la piel. Ojos verdes. A veces obscuros y otras de un transparente casi felino. Lo esencial es invisible a los ojos, le reveló hace mucho tiempo un príncipe francés -amariconado e infantil- que andaba de planeta en planeta con una bufanda al cuello esperando a una bandada de pájaros migratorios que le llevaran de retorno a su casa.

Con la medida justa para parecer dominable en la cama pero sin llegar a serlo. Para concretar: elástica  como si los huesos pudieran ser cartílagos a su antojo y pudiera crecer y menguar como los ciclos de la luna.

Dos lombardas sobre el pecho, una a cada lado, ligeramente caídas hacia arriba. Pezón grande de rosetón moreno, en verano (sin sujetador y con mi camisa blanca) está de puta madre.

Acento cálido y goloso. Si ella quiere puede morder cuando te habla, pero lo hace de una manera tan delicada que ni te duele, ni te enteras. Es europea pero me apuesto una botella de Don Perignon a que aprendió el español cruzando los Atlánticos en un caballo de mar, entre los versos de Benedetti y las canciones de Jorge Negrete.




El despertador de su teléfono suena cada mañana con una canción premonitoria: Put the Blame on Mame, Gilda quitándose el guante izquierdo varias veces en un bucle infinito. No sabemos todavía si ha ensuciado su piel con un tatoo, seguramente que sí, pero de una manera discreta, ¿en una nalga quizás? ¿en un tobillo? No, ahora recuerdo, en la parte de atrás de sus hombros, debajo de la nuca, hay escrito con letra itálica un verso: heart is my favorite bitch. Es difícil verlo porque su media melena se lo tapa, solamente durante poco más de un cuarto de hora se puede leer, es cuando se recoge el pelo en un moño y se ducha antes del desayuno, luego se pinta las uñas del color de su estado de ánimo y vuelve a taparlo durante veintitrés horas y cuarenta y cinco minutos.

Pero, y aquí viene lo más importante, lo exterior es lo que menos cuenta, éstos son pormenores insignificantes Lo que realmente me tiene obsesionado es su interior, lo que me intriga/fascina/preocupa/inquieta/es aquello que guarda dentro de su cabeza o de su alma, si es que pudiera llegar a tener alma.



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lunes, 11 de febrero de 2013

Corto de lunes

"Los libros, el vino rojo y el sexo anal", dijo Ella, y él abrió la boca para responder pero entonces fue el petardo y las voz irritada de la abuela "¡Coño, tan viejo que está el americano ese para ponerse en esas cosas!"

Luego comenzó a llover.

sábado, 9 de febrero de 2013

CUENTO DE SABADO





Son las dos de la tarde y sale del apartamento caminando lentamente. Aunque primero hay que dar un vistazo rápido para tenerlo todo en orden. Sillas, cojines, cuadros, espejos. Todo en su sitio. Todo en su caos particular. No quiere dejar testigos, quizás los únicos que podrían decir algo serían el cenicero y la botella de ron, es mejor si coloca unas colillas y un vaso a medio llenar en la escena. Y el equipo de música sonando a todo trapo en modo repeat, Janis Joplin estará eternamente cantando con esa voz que incita al suicidio.

Luego, en la calle, continua caminando lentamente, sin movimientos bruscos, y a la misma vez que se aleja del Café Fresa y Chocolate repasa con detenimiento todo lo que se cruza por delante de sus ojos:

Una pareja de ancianos plantados en medio de la calle que le dicen sin abrir la boca “¿señor-nos-puede-dar-unas-monedas-para-subir-a-la-guagua-que-nos-lleve-hasta-el-Colón?”

Una vieja jinetera que en los años de bonanza saltó hacia el norte y trabajó de lo único que había aprendido. Ahora cuenta que fue la escort mejor pagada de Miami, hasta que llegaron aquellas portorriqueñas teñidas de rubio, pechugonas y con un litro de botox en los morros.

Dos maricas de bigote y guayabera blanca impecable que se recitan mutuamente versitos de Carilda Oliver y Reinaldo Arenas, el primero que pierda turno le tocará ser esa noche el pasivo. En realidad ninguno de los dos tiene miedo a perder.

Las tres y media y casi está llegando a su destino, no puede caminar deprisa porque lleva un clavo guardado entre los dientes y tiene miedo a tragárselo. Bajar toda la Avenida 23 le ha tomado un buen rato pero ahora ya tiene el Malecón a dos pasos, lo huele, lo presiente. En cuanto pone un pie encima del murete de cemento empieza su ritual: baja hacia las piedras, elige una bien planita y despejada, se quita la ropa, toda la ropa, se queda en pelotas y se tiende boca arriba mirando el cielo.  Las cuatro menos cinco y ya está preparado. Las cuatro en punto y comienza a diluviar con esa puntualidad Caribe de todos los aguaceros. En el verano llueve en La Habana cada tarde a las cuatro, sin falta.

Ahora ya está empapado desde los pies a la cabeza. Entreabre la boca y deja asomar la mitad del clavo que sujeta con la lengua apuntando hacia arriba, hacia el cielo. Necesita que un rayo le atraviese el alma desde que la vio tomar una copa de tinto y apagar un cigarrillo en aquel cenicero de latón, necesita que un rayo le parta en dos trozos desde que ella le dijo que el corazón es su puta preferida.


Si hoy no tiene suerte mañana volverá a las cuatro en punto a tumbarse bajo la tormenta. Algún día tendrá la grandísima estrella de beberse un rio de electricidad.

jueves, 24 de enero de 2013

Uno

Ella está a sólo un día de una poltrona, un libro con orejas de gato, un gato con lengua de perro, una maceta de gardenias que huele a lascivia y una aceituna que se ahoga en la copa de Martini mientras espera un cuento.

Un día. No más.



martes, 22 de enero de 2013

DOS DE CUATRO


Hay días en los que él se viste con pantalones cortos y un bolero, se olvida de peinarse, se olvida de la corbata y de los zapatos negros. Sale al mundo saludando al sol y al asfalto. Sale rebelde a la calle, cruza los semáforos peatonales en ámbar, baja las escaleras mecánicas del revés y le guiña el ojo a la vigilante de los parquímetros No pretende buscarle la cuadratura al círculo, solamente reírse de la vida.

Hay días en los que ella se desespera hasta el moño de esos adolescentes rubios, simétricos, de boca grande y cerebro escaso. Intenta por todos los medios enseñarles a recitar a Sabines, y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir. Ni caso.
Esos bastardos nórdicos están empeñados en saber pronunciar perfectamente y con española sonoridad la palabra “puta”. Por suerte en el trayecto a casa se quita las horquillas del pelo, cierra los sentidos y sintoniza dentro de su cabeza una emisora de radio pirata, ésa donde ponen la música que le gusta. Entonces comienza a pronunciar bajito:

Baby, i've been waiting,

i've been waiting night and day.