…que saber volar es esencial,
me decía Girondo. Pero a mi no se me
importa un pito -como a él- que las mujeres tengan las tetas como nenúfares de otoño, ni permito
que huelan a gasolina y zotal por las mañanas, y en el fondo me la trae bastante floja que hayan
aprendido a volar. La verdad es que
prefiero que estén a ras de suelo, como yo, que voy renqueando como un topo mirando siempre hacia arriba, mirando bajo sus faldas, entre sus leotardos de gatos y setas, esperando el milagro de encontrar algún
olvido de lencería que me haga esta vida de gusano más agradable.
Y lo peor de todo es que la
FAO anda diciendo por ahí que tenemos que comer insectos, que los saltamontes. las lombrices y
las hormiguitas son deliciosos. Y yo le pregunto a la FAO ¿es que se han
acabado los coños?
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